Pamela Dianne White

Pamela Dianne White

Senior Manager
Cowater International Finland Oy
Finlandia

Experienced Senior Manager with a demonstrated history of working in the international development industry, for a wide range of financiers (including FAO, IFAD, WB, EU, MFA Finland, Danida, etc.), NGOs and directly for governments. Skilled in International Project Management, Food Security, Sustainable Development, Capacity Development, Water, Sanitation and Hygiene (WASH), Natural Resources Management and Rural Development. Specific expertise in gender, human rights based approach and evaluations.
Strong consulting professional with a Doctorate Social Sciences - under work (focused on Development Studies) from University of Helsinki. Earlier degrees in Social Sciences (Masters) and Veterinary Science

My contributions

  • Disability inclusion in evaluation

    Discussion
    • Aunque no soy una experta en este tema, siempre me ha resultado complejo. Aquí lo analizo desde mi experiencia en la ejecución y evaluación (externa) de proyectos. Dos ámbitos en los que se abordan numerosas cuestiones. Y en los que la inclusión de las personas con discapacidad es un asunto más, entre otros muchos. De ahí la complejidad a la que aludía al principio. En las Naciones Unidas se está empezando a hablar de discapacidad. Sin embargo, más allá de apoyos puntuales para generar ingresos, tengo la sensación de que aún queda mucho camino por recorrer en la práctica. ¡Aunque hay interés en evaluar este tema, la inclusión de las personas con discapacidad es aún limitada! Todavía se están dando los primeros pasos. Y es que, además de la propia temática de los proyectos (p. ej. Agricultura, suministro de agua, etc.) los equipos deben analizar otras muchas cuestiones adicionales: casta, etnia, género/sexo, juventud/edad, pobreza y lejanía de los beneficiarios, entre otros.

      En nuestros proyectos en Nepal —financiados por Finlandia y la Unión Europea— contábamos con un equipo experimentado a nivel local que nos permitió capacitar al personal y adoptar alguna medida práctica. Pero aún me pregunto si era posible contribuir de forma significativa a la inclusión de las personas con discapacidad. Creo que suele ser más fácil desde una organización no gubernamental (ONG) que desde un proyecto a gran escala, ya que la atención puede ser más individualizada.

      En mi opinión, la mayor dificultad a la hora de abordar la discapacidad radica precisamente en su naturaleza. Adopta formas muy diversas y requiere enfoques diferentes. También en el ámbito de la evaluación. En términos generales, podemos reunir a un grupo de personas del mismo sexo, o de la misma casta o etnia. Y establecer cuotas, organizar actividades específicas, crear grupos de discusión concretos, etc. Obvia decir que las personas que conforman uno de estos grupos no tienen —necesariamente— los mismos intereses. Pero sí tienen la oportunidad de participar. Ahora bien, una actividad apta para una persona con discapacidad visual puede no ser adecuada para una persona con discapacidad mental. A menudo he constatado que las personas con alguna discapacidad física —especialmente a raíz de una lesión— no se consideran personas con discapacidad. También he oído que, en ocasiones, hay conflictos entre diferentes grupos. Por ejemplo, a los brahmanes con discapacidad les molesta que se les incluya en un grupo con dalits con discapacidad. Hace poco participé en un proceso de capacitación del Sistema de Aprendizaje Activo de Género (GALS, por sus siglas en inglés) en la República Unida de Tanzanía. Estaba dirigido a personas con discapacidad, así como a líderes religiosos, grupos de jóvenes, empresarios, etc. Pero, mientras que las personas con alguna discapacidad física pudieron participar sin problemas, aquéllas con alguna discapacidad mental tuvieron muchas dificultades.

      También existen barreras prácticas que dificultan que las evaluaciones sean inclusivas. Por lo general, el presupuesto de una evaluación no es elevado y no creo que muchos asociados en el desarrollo estén dispuestos a invertir más dinero en proyectos que no se centren específicamente en la discapacidad. Aunque estoy de acuerdo en que se pueden tomar medidas para promover la inclusión, probablemente requieran mucho más tiempo y sean bastante más costosas. Además, los evaluadores solemos realizar visitas relámpago. Llegar a zonas remotas y acceder a una muestra representativa de la comunidad beneficiaria puede resultar complicado. Visitar los hogares de las personas con discapacidad en el plazo disponible o que éstas puedan llegar al lugar donde tenemos previsto mantener una reunión no siempre es posible. En zonas rurales, el acceso de los evaluadores o del personal con discapacidad también es problemático. He vivido alguna experiencia que ilustra estas dificultades. Por ejemplo, en Nepal tuvimos muchas dificultades para transportar a una intérprete con discapacidad visual. La joven se mareaba mucho en las carreteras sinuosas y, al no poder mirar al frente durante el trayecto, su malestar era aún mayor. También necesitó mucha ayuda para caminar cuesta arriba. Se trata de un buen ejemplo para nosotros y la comunidad, más que una experiencia que podríamos replicar con facilidad. En otra ocasión no pudimos contar con la ayuda de un evaluador en silla de ruedas. Vivía en las montañas y desplazarnos en coche por terreno muy irregular era simplemente inviable. Formar un equipo de evaluación en el que estén representados todos los sectores constituye un verdadero desafío. Reunir a mujeres y hombres de diferentes castas y etnias, con los conocimientos temáticos y lingüísticos necesarios y con alguna discapacidad es prácticamente imposible. Tampoco podemos presuponer que un evaluador de un grupo específico será necesariamente más sensible a los problemas de ese grupo. Sin embargo, es obvio que debemos asegurarnos de que los evaluadores de un equipo tengan una actitud abierta y consideren cualquier cuestión relacionada con la discapacidad.

      Suena un poco derrotista, lo reconozco. Podemos hacer algunas cosas para fomentar la inclusión en la evaluación. Utilizar métodos en línea puede ayudarnos a llegar a personas que viven en zonas remotas. Sin embargo, deben tener acceso a un teléfono inteligente/ordenador portátil y conocimientos informáticos/ayuda. Aunque este enfoque es útil para reuniones individuales o con varias personas conectadas a un mismo dispositivo, no es adecuado para grupos de discusión en un entorno comunitario. Debemos invitar a todo el mundo a participar en las reuniones, averiguar quién(es) no participa(n) y quién(es) puede(n) tener alguna discapacidad. Si disponemos de datos desglosados sobre las personas con discapacidad, debemos asegurarnos de incluirlos en nuestros informes. En caso contrario, es recomendable desglosar la información. Asimismo, podemos sensibilizar/capacitar al personal de los proyectos sobre cuestiones relacionadas con la discapacidad. Algunos ejercicios sencillos —como usar muletas o una silla de ruedas— son una forma estupenda de ponerse en la piel de las personas con discapacidad.

      Me gustaría que otros miembros de EvalForward compartieran más ideas —más allá de la sugerencia obvia de “asegurarse de que hay suficiente presupuesto”— sobre cómo hacer que las evaluaciones sean más inclusivas.

      ¡Buena suerte a todos con esta difícil cuestión!

       

    • Hola Safieh y Eriasafu,

      Sí, siempre quiero captar la participación de las mujeres y de las diferentes etnias/castas en todos los aspectos de los proyectos. Así que, de hecho, visito casas y otros lugares, no sólo reuniones oficiales, y trato de establecer lo que ocurre entre bastidores. Pero, por lo general, cuando se toman decisiones en reuniones de gran envergadura en comunidades mixtas, son los poderosos de la comunidad (y no suelen ser las mujeres o las minorías étnicas) los que controlan la toma de decisiones si no hay nadie presente para facilitar la participación de todos.

      Dicho esto, al realizar una evaluación a gran escala no hay mucho margen para profundizar (en comparación con un proyecto pequeño). No podemos visitar todos los hogares de todas las comunidades. En la práctica, me parece que las opiniones varían también de una persona a otra o de una comunidad a otra, por lo que la participación puede no producir una opinión similar de todos. Si se evalúa un proyecto con financiación a nivel nacional y quizás no con personal o asesores a nivel local, nos basamos en el personal del Gobierno y en el marco de resultados para los indicadores. Por lo general, es el Gobierno quien decide las prioridades y los enfoques, y puede tener opiniones diferentes a las de la comunidad local o los individuos.

      También está la cuestión de si es razonable "interferir" si las prácticas culturales locales son realmente perjudiciales para la salud o la seguridad de las mujeres. Por poner un ejemplo largo, pero que demuestra los desafíos: trabajo con un proyecto a largo plazo en Nepal y los tabúes de la menstruación en aldeas remotas pueden ser bastante extremos, desde la exclusión en cabañas "chhaupadi", hasta no poder tocar los grifos o usar los baños, o comer alimentos nutritivos durante la menstruación o después del parto. Teniendo en cuenta el derecho de la ONU al saneamiento y al agua, y la Constitución nepalesa, estas prácticas no son aceptables por ley en Nepal, y sin embargo continúan. Por eso, aunque algunos en los pueblos se oponen a las intervenciones para el cambio alegando que se trata de prácticas tradicionales, creemos que está justificado intervenir para cambiar las prácticas. Algo similar podría decirse de las prácticas de MGF en otros países.  Si yo llegara como evaluador y hablara con algunos miembros de la comunidad (incluidas las mujeres mayores) probablemente dirían que es la práctica local y que es perfectamente aceptable. Pero otros, sobre todo las mujeres jóvenes, podrían oponerse firmemente. Entonces, ¿la voz de quién se tiene en cuenta? (se parece un poco al viejo adagio de que un ciego describe un elefante, dependiendo de la parte que haya palpado). Y al obligar a las mujeres a defecar al aire libre en lugar de usar su retrete, el saneamiento y la higiene generales de la comunidad se ven afectados, aunque la gente ni siquiera vea la conexión. Así que es todo un reto.

      En el caso de cuestiones menos extremas, como los países en los que las mujeres locales no han participado tradicionalmente en la vida laboral fuera del hogar... si los indicadores prevén una mayor participación y no la hay, acabamos teniendo que puntuar mal el proyecto en cuanto a igualdad de género y empoderamiento de la mujer. Puede que sea una cuestión de objetivos demasiado elevados, fuera de sintonía con la cultura local, pero entonces queda la cuestión de si está bien intentar un cambio. Hoy en día se espera que los proyectos de desarrollo logren un cambio transformador para las mujeres o las minorías étnicas, las personas con discapacidades u otros grupos desfavorecidos. Pero eso puede ser difícil de ver si las mujeres no participan en las reuniones o en la formación, no dirigen actividades o no reciben beneficios. ¿Cómo podemos medir cualquier cambio potencial?

      En fin, ¡basta de divagar! No tengo las soluciones, pero soy consciente de que como evaluadores estamos atrapados entre las comunidades/proyectos y los financiadores, y tratando de hacer una evaluación aceptable y justa.

      Buena suerte a todos los que se enfrentan a estos enigmas. Pam

    • Hola,

      No se trata tanto de un "cómo hacerlo", sino de algo con lo que lucho a veces, cuando hago una evaluación y trato de hacer un seguimiento de los productos/resultados de género. ¿Hasta qué punto decimos que las cuestiones de igualdad de género y empoderamiento de la mujer deben aplicarse en un proyecto y, por tanto, evaluarlo en consecuencia?

      En una ocasión, un miembro del equipo de evaluación local me acusó de no respetar las normas culturales locales. La acusación era que en esa cultura las mujeres no participan en las reuniones, no trabajan fuera de casa, etc. y que sólo los hombres eran los posibles stakeholders, y que al hacer preguntas sobre esto, incluso de ese miembro del equipo (en lo que me pareció una manera respetuosa), no estaba siendo culturalmente apropiada.

      Personalmente, creo que si las partes interesadas en el proyecto han acordado que las actividades se realicen de una manera determinada, y especialmente si existen estrategias o compromisos nacionales/locales en materia de género, es justo debatir la falta de cumplimiento en la evaluación. De lo contrario, estaremos ignorando los compromisos para mejorar la situación de las mujeres y apoyando simplemente "lo de siempre", aunque no sea una práctica cultural local. Naturalmente, tenemos que consultar con el personal del proyecto o con fuentes locales para asegurarnos de que entendemos los problemas y no estamos metiendo la pata en una cuestión muy delicada, o ignorando un método local de Igualdad de Género y Empoderamiento de la Mujer (GEWE). Puede ser que no se haya consultado o informado plenamente a las partes interesadas locales sobre la necesidad de implicar a las mujeres (o a las minorías étnicas o a las castas, o cualquiera que sea la sensibilidad específica), y ese es otro tema para la evaluación. Pero no creo que, como evaluadores, debamos simplemente ignorar la forma en que se hacen las cosas.

      Un saludo, Pam

       

    • Estimados todos,

      Mi experiencia al trabajar con las oficinas de evaluación independiente de las agencias con sede en Roma ha sido positiva en cuanto a la independencia. Por lo general, me han "cubierto las espaldas" cuando ha habido conflictos con el personal del proyecto o los equipos nacionales/regionales, insistiendo en la independencia del equipo y en su derecho a acceder a la información sin interferencias, discutiendo las calificaciones, e incluso concluyendo que deberíamos ser más críticos, en ocasiones. Por lo general, en estos casos hay al menos alguna participación del personal de la oficina de evaluación junto con los consultores independientes (aunque no siempre durante la visita de campo). En cuanto a las notas de las entrevistas, suelen estar en mi poder, por lo que no se trata de "obtenerlas". De hecho, no estoy seguro de la legalidad de utilizarlas en otras misiones; obviamente, habría que tener cuidado, ya que la información se obtuvo con un contrato diferente.

      Saludos cordiales,

      Pamela

       

  • En este contexto y, durante el período 2019-2020, la Oficina de Evaluación Independiente (IOE, por sus siglas en inglés) del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) realizó una evaluación a nivel institucional del apoyo de este organismo a las innovaciones entre 2009 y 2019 (enlace al informe de Evaluación, en inglés) . Fue una tarea difícil, sobre todo porque existen diferentes interpretaciones de lo que significa “innovación”.

    En la evaluación se aplicaron métodos mixtos. Se analizaron 508 proyectos financiados con préstamos y 240 grandes donaciones, y se realizaron estudios de casos en 20 países. Se adoptó un enfoque

    • Estimado Eoghan y otros miembros,

      Estoy tratando de pensar en la cuestión de las discapacidades. Mi experiencia con esto específicamente está un poco más vinculada a la implementación que la evaluación. En Nepal, estoy trabajando con un proyecto de desarrollo de recursos hídricos financiado por Finlandia/UE (RVWRMP), y hemos estado tratando de trabajar en cuestiones relacionadas con la discapacidad, pero es complicado. Aparte de cualquier otra cosa, en las montañas remotas donde estamos trabajando, hay sorprendentemente pocas personas con discapacidad (mucho menos de lo que debería haber realmente). Creo que es una combinación de razones: los bebés posiblemente gravemente discapacitados no son atendidos, o simplemente no reciben la atención médica necesaria para sobrevivir. La atención médica para todos es un problema. Algunos niños son enviados a escuelas en las llanuras. Hay un nivel de verguenza y no querer admitir que hay una persona con discapacidad en la familia , ya que si es grave, podría dificultar las cosas para casarse con los hermanos, por lo que algunos pueden mantenerse ocultos en casa. Pero otro problema es que muchas personas no se identifican a sí mismos como que tienen una discapacidad. Me he sentado en reuniones tratando de plantear el problema, y habrá alguien sentado en el grupo, perdiendo una pierna, pero no se llamarán discapacitados! Incluso el acceso a reuniones y capacitaciones masivas puede ser problemático para las personas con movilidad limitada. En las montañas no hay manera de que alguien pueda usar una silla de ruedas, así que si no puede caminar o saltar, es difícil para un adulto asistir a una reunión lejos de su hogar.

      Consideramos la discapacidad dentro de la inclusión social (y los derechos). Sin embargo, también tenemos el problema de que estamos desagregando datos ya por sexo, casta, etnia, ubicación. Si tenemos que empezar a desagregar todo por personas con discapacidad tendremos un lío! Hacemos una reunión de información dirigida. Por ejemplo, al reportar actividades de higiene durante COVID, contamos el trabajo con personas con discapacidad. Y estamos haciendo encuestas de hogares dirigidas para tratar de averiguar las discapacidades funcionales y cómo podrían ser atendidas por estar involucradas en las actividades del proyecto. Pero no quiero establecer objetivos, ya que es un poco artificial.

      El otro problema es que cada discapacidad es diferente – no se puede simplemente abultar a todos bajo el mismo encabezado. Las personas con problemas de vista pueden sentirse ofendidas si se consideran iguales que las personas con discapacidades. También he oído (de un activista e investigador finlandés de la discapacidad) que puede haber subdivisiones por otras razones – por ejemplo, algunas organizaciones de personas con discapacidad en la India se dividen en subgrupos según casta!! ¡Los brahmanes no quieren mezclarse con los dalits!

      También me he reunido con grupos organizados de personas con discapacidad en el oeste de Nepal – tienen buenas ideas, sin embargo tienden a ser más basados en la ciudad y no realmente activos en absoluto en nuestras áreas del proyecto - supongo que ese es probablemente el caso en muchos países.

      Ha sido más fácil para nosotros hablar de discapacidad con WASH – y aprendí que cuando hablamos de acceso al baño, en lugar de hablar sólo de personas con discapacidad, lo expando para incluir ancianos frágiles – que llama la atención de todos ya que todos tienen una persona mayor en casa, y todos llegaremos a envejecer un día!! No hemos hecho tanto en la discapacidad dentro de la agricultura, pero tenemos personas con discapacidad involucradas en los grupos de huertos en el hogar.
      El Grupo Washington ha hecho un trabajo sobre discapacidad. Estoy adjuntando su breve lista de preguntas, muy relacionadas con la discapacidad funcional. http://www.washingtongroup-disability.com/
      Sobre la evaluación – Sospecho que es difícil a menos que hagas cosas a un nivel muy local. Tenga en cuenta - la experiencia de COVID nos ha movido muy rápidamente en el uso de más herramientas en línea como Zoom o Google, y es increíble lo bien que funciona. Por lo tanto, podría ser factible hacer entrevistas con personas con discapacidad en sus propios hogares (dependiendo de la discapacidad). Me imagino que la técnica más útil sería alguna forma de evaluación cualitativa – cambio más significativo, etc. – en lugar de tratar de evaluación cuantitativa a gran escala (ya que es poco probable que recopile suficientes datos para eso).

      De todos modos – buena suerte en la recopilación de la información. Voy a ver con interés.

      Mis mejores deseos, Pamela