¿Qué desafíos plantea la Covid-19 a las evaluaciones independientes y fiables?

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Evaluación en tiempos de la Covid-19 ¿Qué desafíos plantea la Covid-19 a las evaluaciones independientes y fiables?

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En la segunda parte de nuestra entrevista a líderes y responsables que participan actualmente en evaluaciones de desarrollo humanitario, les preguntamos cómo está afectando la pandemia de Covid-19 a las prácticas de evaluación, y dónde debemos poner los límites para “no hacer daño” (Do No Harm) (consulte la primera parte aquí).

Dr. Robina Shaheen, jefa Mundial del servicio de Seguimiento, Evaluación y AprendizajeAcción contra el Hambre, Reino Unido: Actualmente, la recopilación de datos depende en mayor medida de los encuestados. Además del tiempo que deben dedicar a responder las preguntas de los evaluadores, pueden necesitar también acceso a Internet y dispositivos móviles. A no ser que los evaluadores -o los propios encuestados- puedan sufragar estos costes, no nos queda más remedio que depender de un muestreo de conveniencia, entrevistando a -y confiando en- aquellos encuestados que dispongan de los medios pertinentes para comunicarse y puedan sufragar los costes asociados en caso necesario. Esta situación no es la ideal e introduce -además- un sesgo que afecta a las conclusiones generales y puede privarnos de una representación precisa y dinámica de los resultados y procesos.

Es poco probable que la población pobre y vulnerable pueda tener acceso a las tecnologías y dispositivos necesarios. Esto significa -por tanto- que estos grupos no pueden ser escuchados, en un momento en que se van a ver afectados y necesitamos oír su voz más que nunca para adaptar nuestros programas.

Muriel Visser, jefa de equipo para la evaluación de las contribuciones de los programas de alimentación escolar del PMA a los ODS: El mayor riesgo es que las evaluaciones se aplacen -o dejen de ser prioritarias- durante la implementación, en un momento en que aprender de la experiencia es más necesario que nunca. En base al principio de “no hacer daño”, no debemos pedir a los evaluadores/investigadores nacionales en los países que corran ningún riesgo para su salud -y la de sus familias- que los evaluadores internacionales o el cliente no asumirían. Es importante asegurarnos de que la recopilación de datos no ponga en riesgo a los beneficiarios u otros informantes. Esto significa que la recopilación de datos se debería realizar a distancia y/o de forma individual o en grupos muy pequeños. Las evaluaciones suelen extenderse por un periodo de tiempo más prolongado que el de la actual crisis sanitaria. Existe el riesgo de que los efectos de la Covid-19 dificulten reflejar la situación previa a la pandemia debido a problemas de disponibilidad de los informantes clave. Pero también porque la Covid-19 puede haber afectado -en gran medida- a muchos de los resultados previstos de las intervenciones.

Gaby Duffy, Oficial superior de evaluación del PMA: No creo que la situación suponga ninguna amenaza concreta para la independencia de las evaluaciones. La credibilidad radica en un proceso riguroso y en datos fiables, por lo que el desafío reside -sin duda- en reunir suficientes datos primarios y ser transparente sobre cualquier limitación que surja durante las evaluaciones. En algunos casos, la OEV ha tomado la decisión de cancelar aquellas evaluaciones en las que no resulta factible recopilar datos a distancia y las fuentes de datos secundarios son poco sólidas. La máxima de “no hacer daño” guía mis decisiones como responsable de las evaluaciones. En aquellos casos en que es posible realizar misiones sobre el terreno, hay que preguntarse si llevarlas a cabo es lo correcto. ¿Estoy poniendo en riesgo a evaluadores, beneficiarios y otras partes interesadas desplazando a un equipo internacional para realizar entrevistas? Si existe el más mínimo riesgo, entonces está claro que una misión sobre el terreno no es lo correcto.  

Martine Van de Veldejefa del equipo que evalúa el Plan estratégico del PMA para el Líbano: El mayor reto ha sido asegurarnos de que damos voz a los grupos de población vulnerables a los que se dirigen las intervenciones. Las evaluaciones tienen un carácter estratégico y hemos podido aprovechar las evaluaciones realizadas antes de que estallara la Covid-19. Estas hicieron mucho hincapié en las consultas a los beneficiarios, permitiéndonos así analizar datos de encuestas primarias y transcripciones de discusiones de grupos focales. En un principio, consideramos la posibilidad de incorporar evaluadores nacionales al equipo y realizar consultas con carácter limitado en los respectivos países. Sin embargo, desde una perspectiva de “no hacer daño”, exponer a los beneficiarios y colegas nacionales a riesgos desconocidos y evitables se consideró inaceptable.

Marie-Hélène Adrienjefa de equipo de la evaluación de la Política del PMA en materia de Cooperación Sur-Sur y Cooperación triangular: La peligrosa situación actual ha limitado la observación en los países y el acceso a comunidades que no pueden conectarse a Internet para realizar llamadas a distancia. Incluso si las fronteras se reabren, los países pueden exigir una cuarentena a los visitantes, lo que incrementará el coste de las evaluaciones. El principio de “no hacer daño” garantiza que la Covid-19 no pone en riesgo la salud de evaluadores, personal y asociados del PMA, ni de las partes interesadas.