RE: Proving the value of agroecology for farmers and food systems: what methods and evidence do we have? | Eval Forward

Estimado Ravinder,

Muchas gracias por proponer esta discusión sobre la agroecología, así como por el llamamiento para explicar y medir su valor. Muy interesante, de ahí esta respuesta. Casualmente trabajé en el Instituto de Recursos Naturales entre 1997 y 2002, aunque nunca llegué a ser profesor asociado 😏. 

Tu primera pregunta —“escondida” en tu introducción— me ha parecido excelente, así que he intentado responderla. Posteriormente comparto algunas referencias, que espero sean útiles para contestar a tu tercera pregunta sobre las evidencias disponibles.  

1.    Pero, ¿comprendemos realmente el valor de la agroecología en términos de su contribución potencial a la mitigación de la pobreza, la salud humana y el medio ambiente?

Por lo general, creo que el impacto medioambiental de la producción de alimentos sigue sin comprenderse bien. La agricultura moderna no es una batalla entre agricultores orgánicos “buenos” y agricultores industriales “malos”.  Que una explotación agrícola sea orgánica no significa que haya eludido los inconvenientes medioambientales y sociales de la agricultura a gran escala. Por ejemplo, las explotaciones orgánicas pueden adoptar prácticas perjudiciales como el monocultivo. La agricultura moderna es más bien un término medio entre monocultivos estériles de un número limitado de alimentos y un planteamiento más variado. Un enfoque que combina la ecología singular de un lugar concreto con conocimientos de los agricultores locales sobre cómo hacer que sus paisajes sean útiles para los seres humanos. La agroecología. La única forma de alimentar a una población mundial en rápido crecimiento sin destruir el planeta. Muchos agricultores practican la denominada “agricultura climáticamente inteligente”. Sin embargo, habitualmente no somos conscientes de su labor. Peor aún, no intentamos aprender de ellos. Con más frecuencia de lo que cabría esperar o prever, el punto de partida consiste en que las instituciones de investigación les ofrezcan formas de practicar este tipo de agricultura. Zepheniah Phiri —un innovador autóctono— constituye un ejemplo magnífico de lo que es un agricultor agroecológico (más adelante proporciono más información). La oportunidad en lo que respecta al apoyo no reside tanto en extender las prácticas agrícolas climáticamente inteligentes a los agricultores y sus explotaciones agrícolas, sino más bien en difundir su enfoque a otros campesinos (¡y preferentemente a través de otro medio que no sean las escuelas de campo para agricultores!).

Cambiando de tema. La productividad de casi la mitad del suelo en todo el mundo está disminuyendo. Además, un 15 % del suelo no se puede utilizar para la agricultura, ya que su biología se ha agotado. La biodiversidad también está menguando. Fijémonos en África. Las zonas en barbecho prácticamente han desaparecido. Por término medio, apenas un 1,2 % de la superficie cultivable se deja en barbecho. Éste ha desaparecido prácticamente, con la excepción de Tanzanía (7,8 %) y, en menor medida, Uganda (5 %). Como consecuencia, los agricultores africanos han incrementado su superficie cultivada en más del doble, pasando de 1,7 millones de hectáreas en 2004-2007 a algo menos de 4 millones de hectáreas en 2016-2019. La producción ha aumentado gracias a este incremento, no debido a un aumento de la productividad. El contraste con el resto del mundo —donde el incremento de la producción se debe exclusivamente al aumento de los rendimientos— es muy evidente.  Diversos estudios han demostrado que, si los rendimientos de los cultivos africanos no mejoran, el continente perderá gran cantidad de hábitat natural en favor de tierras agrícolas. En muchos países del África subsahariana, los investigadores calculan que la superficie de las tierras de cultivo podría casi triplicarse de aquí a 2050. Esta expansión se producirá a costa de la flora y fauna silvestres. Según esta misma proyección, se perderá entre un 10 % y un 20 % de los hábitats animales.

Para algunos pequeños agricultores, adoptar un enfoque agroecológico es una posibilidad que, además, refuerza sus explotaciones agrícolas y les aísla de plagas y fenómenos meteorológicos adversos. Este enfoque también puede revertir algunas degradaciones medioambientales de la agricultura convencional, al devolver nutrientes al suelo. Dicho esto, cabe señalar lo siguiente:

  1. A diferencia de sus homólogos europeos, los pequeños campesinos africanos se ven afectados por los precios subvencionados para los consumidores urbanos y carecen de voz y capacidad de acción para enmendar esta interferencia gubernamental.  
  2. Hay muy pocas evidencias que demuestren que este enfoque aumente los rendimientos en la medida necesaria. 
  3. Supone que los hogares agrícolas —en los que la mano de obra suele ser la limitación vinculante, no la tierra— podrán dedicar más tiempo a esta práctica, cuando sus miembros padecen malnutrición. 
  4. En relación con lo anterior, la seguridad alimentaria de algunos hogares no pasa necesariamente por la producción propia.

Las técnicas agroecológicas sustituyen los “círculos viciosos” que acaban con nuestros sistemas de apoyo planetarios por “círculos virtuosos” que imitan los sistemas de la naturaleza. Por ejemplo, la agroecología puede restaurar la fertilidad del suelo y secuestrar carbono de forma natural, en lugar de arrojarlo peligrosamente a la atmósfera o acidificar los océanos. Su enfoque del ciclo de nutrientes —en virtud del cual el nitrógeno pasa una y otra vez a través de los sistemas alimentarios, las raíces y los suelos— puede convertir los residuos en materias primas, y no en contaminantes.

Como ya se ha mencionado anteriormente, las indicadores actuales del desempeño agroecológico no suelen tener en cuenta el tipo de multifuncionalidad expuesto anteriormente. Más bien se centran desproporcionadamente en la productividad y la rentabilidad. Esto limita la evaluación de los múltiples valores económicos, medioambientales y sociales generados por los sistemas agrícolas agroecológicos.

3.    ¿Disponemos ya de evidencias empíricas concluyentes que demuestren o refuten el valor de la agroecología?

Comparto a continuación algunos ejemplos que espero les resulten útiles.

Una descripción sistemática de los efectos de las prácticas agroecológicas en los indicadores socioeconómicos utilizando un marco de medios de vida sostenibles

Las prácticas agroecológicas también proporcionan beneficios complementarios a las regiones rurales pobres. Este estudio constató que este tipo de agricultura puede crear valiosas oportunidades de empleo en comunidades en las que éste escasea, dado que requiere un uso intensivo de mano de obra. Además, la importancia que la agroecología da a la biodiversidad mejora drásticamente la nutrición en muchos países en desarrollo, especialmente en zonas que dependían de sistemas basados en cereales que producían grandes cantidades de arroz, trigo y maíz, que carecen de micronutrientes vitales.

https://www.researchgate.net/publication/283721240_Social_and_economic_… y https://www.iatp.org/sites/default/files/2019-06/2019_06_11_Agroecology…

Un estudio de caso de un agricultor

Un mentor que me sirvió de inspiración —Zepheniah Phiri, maestro recolector de agua del distrito de Zvishavane ( Zimbabwe)— afirma que los sistemas agrícolas deben “estar en consonancia con la naturaleza” para ser sostenibles. La explotación agrícola de Zepheniah Phiri integra conocimientos científicos con otros conocimientos sobre cómo lograr que los paisajes locales sean útiles para los seres humanos. Pone de relieve el valor de los métodos diversos y complejos de ordenación de la tierra. Su enfoque reintegra el ganado, los cultivos, los polinizadores, los árboles y el agua, de forma que trabajan de forma resiliente con el paisaje.

A diferencia de otros sistemas agrícolas que dependen únicamente de plantas anuales que crecen rápidamente durante breves periodos de lluvia, este sistema se centra en plantas perennes, o al menos en especies plurianuales como el banano, el junco, el bambú, la caña de azúcar y el ñame. Con raíces profundas y extensas, pueden acceder a agua y nutrientes a niveles más profundos. Las raíces también tienen un efecto estabilizador, ya que fijan el suelo e impiden la erosión de la superficie como consecuencia del viento y el agua. Como las raíces ralentizan la escorrentía del agua, pueden ayudar a ordenar los arroyos y evitar situaciones de sequía o inundaciones repentinas.

La amplia variedad de cultivos, ganado y otros productos le proporcionan ingresos constantes y resilientes a diferentes vicisitudes de crisis, ciclos y cambios económicos y ecológicos. Se ha vuelto muy resiliente a las sequías, ya que aporta al suelo mucha más agua de la que extrae. Zepheniah Phiri practica diversas rotaciones de cultivos, adaptadas a diferentes condiciones del suelo y el agua y destinadas a ayudar a controlar malas hierbas, plagas y enfermedades. 

https://afsafrica.org/wp-content/uploads/2019/04/water_harvesting_zimba…

El proyecto Foresight sobre el futuro de los alimentos y la agricultura

Este proyecto examinó 40 proyectos agroecológicos en 20 países africanos. Entre 2000 y 2010, estas iniciativas duplicaron el rendimiento de los cultivos, lo que se tradujo en casi 5,8 millones de toneladas adicionales de alimentos. Pero la agroecología no se limita a incrementar el rendimiento de las explotaciones agrícolas. Valora las relaciones de los agricultores con sus tierras y el conocimiento que tienen de éstas. 

https://assets.publishing.service.gov.uk/media/5a7e00c6ed915d74e33ef6a8…

Ampliar los enfoques agroecológicos: ¿qué ampliar, por qué y cómo hacerlo? 

Un documento de debate útil, elaborado por Oxfam en 2014. Incluye un conjunto amplio de evidencias que demuestran cómo puede contribuir la ampliación eficiente de los enfoques agroecológicos a garantizar sistemas agrícolas y alimentarios sostenibles y resilientes hoy en día y en el futuro.

https://www.fao.org/fileadmin/templates/agphome/scpi/Agroecology/Agroec…

Gracias de nuevo.

Daniel