La Oficina de Evaluación de la FAO está finalizando su evaluación de la contribución de la FAO al Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6 “Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos”.
Se trata de la tercera evaluación de un ODS realizada por nuestra oficina (véase aquí las lecciones extraídas por Olivier Cossée de la evaluación de la contribución de la FAO al ODS 2). A juzgar por las experiencias anteriores, la tarea iba a ser descomunal. Huelga decir que subestimamos la magnitud del desafío. A continuación, describimos algunas de las lecciones que aprendimos.
Primera lección. Estudiar a fondo los posibles vínculos entre el ODS que se evalúa y otros ODS antes de decidir el alcance de la evaluación.
Dado que los ODS están interrelacionados, en una evaluación de estas características no siempre está claro qué evaluar. La asignación de recursos de la evaluación (presupuesto y duración) debe ser flexible, pero también es importante asumir que habrá que tomar decisiones difíciles sobre el alcance.
El ODS 6 tiene seis metas técnicas, dos metas adicionales —medios para lograr las anteriores— y once indicadores globales. Las metas técnicas abarcan diferentes áreas temáticas: desde la cantidad y calidad del suministro de agua, la contaminación de ésta y la gestión de los recursos hídricos a la eficiencia en su uso, las aguas transfronterizas, los ecosistemas, el saneamiento y la higiene. Un análisis de la cartera de proyectos de la FAO mostró que la Organización desarrolla su labor —en mayor o menor medida— en todos los ámbitos de las metas del ODS 6. Por tanto, el objetivo inicial de nuestra evaluación fue analizar en qué medida había contribuido la FAO a estas áreas temáticas. Esta tarea fue inmensa. Acabamos realizando diez estudios temáticos, que abarcaron ámbitos vinculados a las diferentes metas del ODS 6 y a cuestiones transversales como el cambio climático, la igualdad de género y el principio de no dejar a nadie atrás.
Además, dado que el agua es un insumo fundamental para la agricultura, está directamente relacionada con otras muchas áreas temáticas de la labor de la FAO, como la producción agrícola y animal, la acuicultura y la pesca. La agricultura y la ganadería utilizan el 70% del agua extraída en todo el mundo y contribuyen de forma importante a su contaminación. Por tanto, examinar el impacto de toda la cartera de proyectos de la FAO relacionados con el agua era fundamental. Para cubrir este aspecto en profundidad, debíamos duplicar —como mínimo— el alcance de la evaluación. Por desgracia, nos percatamos de esto en la fase inicial, cuando habíamos agotado ya un tercio del plazo previsto y no disponíamos de fondos suficientes para contratar a más expertos en otras áreas temáticas.
¿Qué hicimos? Ajustamos el alcance de la evaluación. Seguimos centrándonos en la labor de la FAO en los ámbitos de las metas del ODS 6, pero también realizamos estudios de casos de países que nos permitieron examinar toda la cartera de proyectos y programas de la FAO a nivel nacional y sus efectos en el agua.
Si pudiéramos realizar la evaluación de nuevo, asignaríamos más recursos a analizar los posibles efectos —positivos o negativos— de las actividades de la FAO no relacionadas con el agua en ésta, y contrataríamos un abanico más amplio de expertos en silvicultura, pesca y ecosistemas, entre otros. Ahora sabemos que, para cualquier evaluación futura relacionada con los ODS, conviene dedicar más tiempo a estudiar la interrelación de los ODS antes de determinar el alcance.
Segunda lección. Los ODS pueden proporcionar un marco analítico útil y completo para las evaluaciones temáticas.
En las evaluaciones temáticas, los ODS se suelen utilizar como medio para vincular las contribuciones de la organización correspondiente a los efectos de alto nivel. Sin embargo, apenas se emplean como herramienta o marco analítico. Por ejemplo, si realizáramos una evaluación sobre la labor de la FAO en materia de gestión de recursos hídricos, probablemente solo examinaríamos su actividad en relación con el agua y evaluaríamos los resultados principales logrados, incluido cómo contribuyeron estos a las metas de los ODS. Se trataría de un análisis directo y unidireccional. Probablemente nos centraríamos más en aquellos ámbitos en los que se desarrolla la mayor parte de la labor de la FAO, y dedicaríamos menos atención a aquellos en los que la actividad es más limitada.
Sin embargo, al tratarse de una evaluación de los ODS, nos vimos obligados a examinar la labor de la FAO desde la perspectiva del ODS 6, con sus diferentes ámbitos interrelacionados. Descubrimos que la FAO desarrolla una amplia labor en áreas relacionadas con la meta 6.4 (eficiencia en el uso del agua), 6.5 (gestión integrada de los recursos hídricos) y 6.6 (ecosistemas), entre otros. Sin embargo, su actividad es más reducida en aspectos relacionados con la meta 6.3 (calidad y contaminación del agua). Esto último nos llamó la atención, dada la interrelación entre las actividades agrícolas y el uso (o el uso excesivo) y contaminación de los recursos hídricos. Y nos permitió cuestionar las posibles compensaciones recíprocas (los logros en un ámbito pueden comprometer los progresos en otras áreas).
Por lo tanto, otra lección que aprendimos es que la perspectiva de los ODS en una evaluación temática puede enriquecer nuestro análisis y corregir nuestra estrechez de miras.
Tercera lección. Los ODS son algo más que sus metas e indicadores.
En nuestra evaluación del ODS 6, examinamos el modo en que la FAO apoya a sus Estados Miembros en diferentes ámbitos de las metas de este objetivo. Si se hubiera tratado de una evaluación de un proyecto o programa, habríamos estudiado el uso de datos de indicadores de productos y resultados para medir los resultados y las contribuciones. Sin embargo, el estado de los indicadores de los ODS a nivel de país no permite medir la contribución de la FAO de forma adecuada. Además, examinar únicamente los ámbitos cubiertos por estos indicadores limitaría nuestra visión. Durante la fase inicial de la evaluación, nos dimos cuenta de que no debíamos centrarnos demasiado en los indicadores, ya que podíamos pasar por alto otros aspectos importantes de las metas que los indicadores no pueden captar. También corríamos el riesgo de ignorar la interrelación de los diferentes aspectos de la gestión de los recursos hídricos y los vínculos con otros ODS. Al final, nuestra evaluación se centró en determinar si el espíritu de los ODS y sus metas se reflejaban de manera adecuada en la labor de la FAO a nivel nacional.
Aprendimos que debemos prestar atención a la finalidad de los ODS y sus metas.
Conclusión
El informe de evaluación de la contribución de la FAO al ODS 6 se está finalizando y se publicará aquí. En este enlace se puede encontrar una presentación en vídeo de los resultados, conclusiones y recomendaciones de esta evaluación. En general, concluye que la FAO ha desarrollado una buena labor en los ámbitos de las metas del ODS 6, aunque con carencias significativas y una sensación general de fragmentación y escasa coherencia. A pesar de que el agua es fundamental para el mandato de la FAO, su visibilidad en los documentos estratégicos de la Organización y los proyectos sobre el terreno es sorprendentemente limitada. La evaluación recomienda a la FAO aprovechar sus fortalezas actuales y avanzar hacia el reconocimiento coherente y estratégico del papel fundamental de la gestión de los recursos hídricos en su labor en la agricultura y la producción de alimentos. En concreto, recomienda a la FAO elaborar enfoques más explícitos sobre la gobernanza del agua y su calidad y contaminación.