Adaptar las evaluaciones a las necesidades de los responsables de las decisiones: el caso de Benin

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Adaptar las evaluaciones a las necesidades de los responsables de las decisiones: el caso de Benin

7 min.

Autoevaluación y evaluación interna.

Una de las lecciones compartidas en la mesa redonda del Grupo de Evaluación de las Naciones Unidas (UNEG) sobre desarrollo de la capacidad nacional de evaluación en el Foro Internacional Francófono de Evaluación (FIFE, por sus siglas en francés) celebrado en diciembre de 2021 y publicada en un artículo reciente del blog de EvalForward establece que:

Si queremos atraer y mantener el interés en la evaluación de un número mayor de partes interesadas, debemos fomentar esta práctica con procesos participativos abiertos y actividades frecuentes, incluidas autoevaluaciones y evaluaciones internas. Esto contribuirá a ampliar los conocimientos en este ámbito y promover el uso de las evidencias de las evaluaciones. Velar por una metodología rigurosa no es incompatible con realizar evaluaciones externas independientes. Ambos enfoques se pueden conjugar para promover la práctica de la evaluación en un país.

Suscribo esta conclusión y acojo con satisfacción la credibilidad otorgada a la autoevaluación y la evaluación interna. Se reconoce su potencial para aportar evidencias evaluativas que fundamenten la toma de decisiones por medio de una metodología rigurosa. Siempre he observado que la autoevaluación y la evaluación interna han sido desacreditadas y sacrificadas en aras del principio sacrosanto de la independencia de la evaluación. De hecho, la Política Nacional de Evaluación de Benin para 2012-2021 ha favorecido la evaluación externa sobre la base de este principio. Sin embargo, esta opción ha tenido al menos tres consecuencias en la práctica.

Las limitaciones de recurrir de manera exclusiva a la evaluación externa.

En primer lugar, no ha contribuido a desarrollar las capacidades de evaluación de los directores de proyectos y programas públicos, ni las de los funcionarios del Gobierno de Benin y los Gobiernos locales. Prueba de ello es que, tras diez años de aplicación de la Política Nacional de Evaluación, el nivel de profesionalidad en este ámbito continúa siendo bajo[1].

En segundo lugar, la independencia de los evaluadores externos no es absoluta porque, aunque los mecanismos de adjudicación de contratos de consultoría no adolecen de ningún defecto formal en lo que respecta a su procedimiento, éstos no son siempre completamente transparentes. En estas circunstancias, la evaluación no puede ser completamente independiente, aunque el evaluador sea externo.

En tercer lugar, las evaluaciones externas no siempre proceden con el rigor metodológico pretendido. De hecho, una metaevaluación realizada por la Oficina de Evaluación de Políticas Públicas de Benin en 2021 mostró que las evaluaciones de políticas públicas llevadas a cabo en el país entre 2007 y 2019 son de calidad “aceptable” y medianamente satisfactoria.

Las ventajas de las evaluaciones rápidas para responder a las necesidades de los responsables de la toma de decisiones.

Desde 2020, la Oficina de Evaluación de Políticas Públicas de Benín está llevando a cabo evaluaciones rápidas con un enfoque “facilitado”, en virtud del cual el equipo interno del proyecto cuenta con el apoyo de un evaluador externo para realizar estas evaluaciones. La experiencia ha sido muy positiva en materia de aprendizaje y desarrollo de  capacidades, pero también ha contribuido a mejorar la calidad evaluativa[2]. De hecho, la metodología de evaluación rápida desarrollada reduce el tiempo necesario para elaborar el informe de evaluación (6-12 semanas) y permite a los responsables de la toma de decisiones adoptar éstas de forma rápida, en especial cuando disponen de poco tiempo y recursos financieros limitados. Utiliza datos proporcionados por el sistema de información del proyecto, enriquecidos con datos primarios cualitativos recopilados, procesados y analizados en un tiempo récord (1-3 semanas) por medio de diferentes herramientas (SurveyMonkey, Google Forms, etc.) y entrevistas en línea.

Además, el caso de Benin demuestra que aunar los esfuerzos y experiencias de los equipos internos de gestión de proyectos junto con los de un evaluador externo ayuda a mejorar la calidad de las evaluaciones.

Por lo tanto, los enfoques innovadores —como las evaluaciones rápidas— pueden ser la solución actual para atraer y mantener el interés de un mayor número de partes interesadas en la evaluación y adaptarse a la falta de tiempo de los responsables de la toma de decisiones, permitiéndoles adoptar éstas de forma rápida y en tiempo real, a diferencia de las evaluaciones tradicionales. Por otra parte, las evaluaciones convencionales son más costosas y, por tanto, no pueden realizarse con frecuencia para una misma intervención, más allá de una evaluación intermedia y una evaluación final en el mejor de los casos. En cuanto a las evaluaciones del impacto, son poco habituales porque tienen un coste más elevado si cabe.

El papel de la evaluación y el seguimiento en la toma de decisiones públicas.

La evaluación —tal y como se practica hoy en día— es esencial para aprender de nuestros aciertos y errores en la gestión de intervenciones públicas. También es útil para la investigación y los avances científicos gracias a la gran cantidad de conocimientos empíricos generados, en especial en los ámbitos económico y social. La planificación, la programación o la revisión de una intervención son esenciales en el contexto de los estudios prospectivos.

Sin embargo, para ayudar a los responsables a adoptar decisiones rápidas e informadas basadas en evidencias —en especial en situaciones de emergencia— el seguimiento basado en un buen sistema estadístico suele ser la herramienta más adecuada. Por ejemplo, en 2015 el Gobierno de Benin encargó una evaluación del desempeño de dos organismos antes de concederles subvenciones de funcionamiento. Los dos informes de evaluación elaborados en 2018[3] —tres años después de la solicitud del Gobierno— no cumplieron su propósito a tiempo.

Por tanto, el Gobierno de Benin ha decidido —en el marco de su reforma institucional para la aplicación de su programa de acción para el período 2021-2026— asignar la responsabilidad de la supervisión del sistema de seguimiento a la Presidencia de la República y confiar la evaluación al Ministerio de Desarrollo encargado de la planificación. La Presidencia de la República de Benin necesita información diaria sobre el nivel de ejecución de los diferentes proyectos, programas y reformas, así como diagnósticos rápidos de dificultades sobre el terreno.

Conclusión.

La evaluación tiene la ventaja de proporcionar y analizar datos cualitativos que permiten extraer lecciones y promover el aprendizaje en las prácticas de gestión. Éste es un aspecto importante del que carece el seguimiento, que se limita a datos —en su mayoría cuantitativos— sobre el avance de la ejecución física y financiera de los proyectos. Sin embargo, éste satisface las necesidades de los responsables de la toma de decisiones, que suelen estar preocupados por alcanzar sus objetivos estratégicos e informar a la población sobre los avances de los proyectos.

Por tanto, el desafío reside en conjugar elementos del seguimiento y la evaluación para obtener datos cuantitativos y cualitativos. La experiencia de las evaluaciones rápidas en Benin ha demostrado que es posible combinar información del sistema de seguimiento proporcionada por los gestores de proyectos con datos cualitativos primarios recopilados con herramientas tecnológicas, a fin de informar a los responsables de la toma de decisiones con evidencias útiles en un plazo razonable.

Elias SEGLA

Oficial de seguimiento y evaluación 
Presidencia de la República de Benín