¿Cómo afectan los proyectos de desarrollo al medio ambiente y cómo evaluamos este impacto?

¿Cómo afectan los proyectos de desarrollo al medio ambiente y cómo evaluamos este impacto?
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¿Cómo afectan los proyectos de desarrollo al medio ambiente y cómo evaluamos este impacto?

© FAO

Las salvaguardias medioambientales y climáticas han formado parte de los procesos de diversas instituciones de desarrollo para garantizar la calidad de los proyectos y/o como parte de exámenes del estado de preparación previos a su aprobación y ejecución (como las salvaguardias sociales).

Utilizando una especie de puntuación, se garantiza que un proyecto no causa “daños” al medio ambiente. Sin embargo, una vez realizada esta evaluación valuación inicial, el seguimiento posterior sobre los posibles efectos del proyecto en el cambio climático/medio ambiente es limitado. 

Me gustaría plantear las siguientes preguntas a los expertos en esta materia:

  1. ¿Cómo han captado sus métodos de evaluación el impacto de los proyectos de desarrollo en el medio ambiente/cambio climático? 
  2. ¿Qué indicadores les han resultado más eficaces para medir las mejoras/cambios en el medio ambiente/cambio climático, en términos de la contribución a la adaptación y mitigación de sus efectos? ¿Niveles de emisiones, medidas de resiliencia, aumento de la financiación climática, productos de seguros disponibles, u otros?

¡Muchas gracias por sus respuestas!                       

Yosi

  • Yo también quería apoyar y elogiar a Yosi por plantear este importante tema. Hace poco asistí a la 4ª Conferencia sobre Evaluación del Medio Ambiente y el Desarrollo, celebrada en Washington, D.C., y un mensaje me llamó especialmente la atención: si no evaluamos los efectos de una intervención en los sistemas naturales (positivos o negativos) y no sólo en los sistemas humanos, nuestras conclusiones evaluativas serán incompletas e inválidas.

  • Estimada Yosi, 

    ¡Muchas gracias por plantear este importante tema!

    Los sistemas agroalimentarios generan más de una tercera parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Por tanto, encontrar soluciones que promuevan la resiliencia en relación con el clima, el medio ambiente y el desarrollo simultáneamente  —y en las que todos salgan ganando— es crucial.

    Las evaluaciones desempeñan un papel fundamental en este contexto. Desde 2010, la Política de Evaluación del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) prevé que todas las evaluaciones de resultados de proyectos analicen cómo contribuyen éstos a la gestión del medio ambiente y los recursos naturales y la adaptación al cambio climático. El Manual de evaluación del FIDA incluye orientación para puntuar los resultados en función de estos dos criterios y otros principios, incluidos los criterios de evaluación del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).  Estas puntuaciones y valoraciones específicas están sujetas al mismo proceso de garantía de calidad que todas las evaluaciones del FIDA. Y los resultados obtenidos de acuerdo con los criterios indicados se notifican a los órganos rectores para extraer enseñanzas y rendir cuentas. 

    Sin embargo, si bien la incorporación de estas consideraciones es el primer paso, garantizar que en cada evaluación se dispone de los conocimientos técnicos suficientes para evaluar de forma creíble los efectos de la gestión del medio ambiente y los recursos naturales y la adaptación al cambio climático es otra cuestión. 

    En los últimos 10 años, la contribución a la gestión del medio ambiente y los recursos naturales y a la adaptación al cambio climático del 90 % de los proyectos del FIDA evaluados se considera satisfactoria o moderadamente satisfactoria. Sin embargo, solamente un 30 % de los proyectos evaluados no causa daño neto a los ecosistemas. Esto sugiere la necesidad de examinar detalladamente los métodos utilizados por la Oficina de Evaluación Independiente del FIDA para puntuar la contribución a la gestión del medio ambiente y los recursos naturales y la adaptación al cambio climático. 

    Una evaluación temática reciente sobre el apoyo del FIDA a los pequeños agricultores para su adaptación al cambio climático examinó cómo interactúan los proyectos agrícolas del FIDA con los ecosistemas circundantes. Metodológicamente, no hay precedentes sobre cómo evaluar este nexo entre seres humanos y ecosistemas. El equipo de evaluación elaboró un enfoque —que establece criterios y estándares para distintos niveles de resultados y describe cómo serían éstos en cada nivel— para evaluar los efectos de los proyectos del FIDA en determinadas dimensiones de los ecosistemas, como la calidad del agua, la gestión de los recursos hídricos y la salud del suelo.  De los 20 estudios de casos —correspondientes al 14 % de la cartera de proyectos del FIDA sobre adaptación al cambio climático— solamente seis de ellos no causan daño neto, tal y como se muestra en la siguiente figura. 

     

  • Estimados colegas, 

    Gracias por participar en esta discusión. Vuestras contribuciones son verdaderamente útiles.

    Adeleke, gracias por describir cómo midió el proyecto sobre la promoción de la agricultura climáticamente inteligente en el que has participado el impacto medioambiental. Ya había visto en alguna ocasión que la “superficie de tierra en la que se utilizan prácticas mejoradas de agricultura climáticamente inteligente” puede ser un posible indicador. Saber que no sólo habéis medido la gestión sostenible de la tierra, sino también la “reducción de la expansión de las tierras agrícolas en detrimento de las tierras forestales”, me ha resultado útil. Será interesante saber qué impacto tienen en un futuro la sensibilización de la comunidad sobre los riesgos climáticos y la aplicación de acciones y estrategias para reducir dichos riesgos.

    Steven, gracias por compartir tu nuevo marco, que intenta integrar el clima en el ciclo de evaluación. No lo conocía y parece una herramienta útil para valorar la importancia que se da a las consideraciones climáticas durante la evaluación, así como para identificar las lecciones que se pueden extraer y aplicar al diseño de proyectos. 

    Lal, gracias por tu contribución sobre las tres categorías de indicadores de consecuencias medioambientales adversas. Los indicadores que conocía hasta ahora se centraban sobre todo en el entorno físico, e ignoraban la fauna y la flora en gran medida. Por tanto, tu marco es muy útil, ya que tiene en cuenta los matices e interdependencias entre el medio ambiente y la flora y la fauna en una zona específica. Gracias también por tu recordatorio aleccionador sobre la utopía de una lista mágica de indicadores que puedan aplicarse de forma generalizada, y la necesidad inevitable de elaborar éstos basándose en información contextual y datos sobre el terreno.

    Silva, tu ilustración no puede ser más acertada. De hecho, creo que mis secciones sobre riesgos e hipótesis se centran demasiado en los resultados de los proyectos y en aquello que dificulta sus logros, y no tanto en considerar cómo afectan dichos resultados al medio ambiente. Debemos cambiar nuestra mentalidad, gracias por recordárnoslo. 

    Como diríamos en suajili, asante Daniel. En relación con tu primera reflexión, he comprobado que, en ocasiones, las salvaguardias medioambientales y sociales se utilizan en la fase de diseño de los proyectos con el fin de garantizar que éstos cumplen ciertos requisitos (evitar, minimizar y/o mitigar los efectos adversos) para poder ser aprobados. Sin embargo, algunas veces este proceso está completamente desvinculado del proceso de evaluación, cuando en realidad habrían de estar interrelacionados y se deberían retroalimentar mutuamente. Has compartido muchas reflexiones sobre la interacción entre quienes realizan las mediciones y las comunidades en las que tienen lugar los procesos de cambio/mejora. ¡Seguiré reflexionando sobre ellas!

    Y gracias también a ti, Hadera, por proporcionar una descripción tan detallada de los indicadores del proyecto en cuya evaluación participaste. Lógicamente, estos indicadores pueden proporcionar información sobre los resultados, la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos. Incluiré los indicadores en mi biblioteca particular sobre este tema. Será interesante ver si, en el futuro, este tipo de proyectos sobre la agricultura climáticamente inteligente se diseñarán (y evaluarán) de forma que podamos estimar indicadores de impacto (p. ej. reducción de emisiones) de forma precisa basándonos en datos de los propios proyectos.

  • Mi contribución a la discusión en curso:

    Gracias Yosi por plantear este tema de discusión, sin duda importante y de actualidad.

    Según mi experiencia en la evaluación y preparación de proyectos de desarrollo (relacionados con la agricultura, la ganadería y la ordenación de recursos naturales), éstos suelen incorporar un conjunto de indicadores, que pueden ser directos o indirectos. Durante la evaluación de proyectos de desarrollo, los evaluadores reciben un mandato para valorar el éxito de éstos. Los indicadores incluidos en el documento del proyecto y sus respectivos medios de verificación constituyen la base fundamental de la labor de evaluación. El tipo/la naturaleza del proyecto de desarrollo (p. ej. climáticamente inteligente o respetuoso con el medio ambiente) determina el nivel de contribución de éste a la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos. 

    Por tanto, en la fase de evaluación de un proyecto de desarrollo, creo que los evaluadores dependen principalmente de los indicadores ya incorporados en éste. Así pues, las preguntas serían: ¿se prestó la debida atención a preparar e implementar proyectos climáticamente inteligentes ante la amenaza del cambio climático?; y ¿qué indicadores se utilizan/pueden utilizar para medir la contribución de los proyectos a la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos?  

    Desde hace 10-15 años, los asociados en el desarrollo —incluidas instituciones financieras a todos los niveles (nacional, regional e internacional)— son más conscientes y están mejor informados sobre la amenaza que supone el cambio climático. Saben que este fenómeno es real, si bien es cierto que con niveles diferentes de sensibilización/conocimiento. 

    En este sentido, creo que las partes implicadas en el desarrollo (p. ej. la FAO) han realizado esfuerzos considerables a fin de identificar, facilitar y promover/ampliar prácticas agrícolas/ganaderas/pesqueras climáticamente inteligentes para la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos. Hoy en día y, cuando las circunstancias así lo permiten, los proyectos de desarrollo deben ser climáticamente inteligentes. Es decir, han de contribuir a la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos. Dicho lo cual, ¿cómo se puede medir entonces la contribución de los proyectos de desarrollo climáticamente inteligentes a la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos? ¿Qué tipo de indicadores se pueden utilizar/se han utilizado: directos o indirectos?

    Mi experiencia. Mencionaré una evaluación en la que participé: la del “Proyecto nacional de desarrollo ganadero en Etiopía”, cuidadosamente diseñado para ser climáticamente inteligente/respetuoso con el medio ambiente. Entre otras cosas, este proyecto ha utilizado diferentes prácticas climáticamente inteligentes para superar/paliar la escasez de pienso. Durante la fase de preparación se puso de relieve la importancia de reducir la emisión de los principales gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, óxido nitroso y metano) mediante el uso de prácticas climáticamente inteligentes, y cumplir al mismo tiempo el objetivo del proyecto. Se llevaron a cabo diferentes actividades para mejorar la escasez de pienso. Entre ellas:

    • Producción doméstica de forraje (gramíneas perennes y leguminosas)

    Indicador(es): número de agricultores que practican el cultivo doméstico de forraje; tasa de adopción (%); rendimiento del forraje producido.

    • Cultivo de pastos con gramíneas perennes y leguminosas y plantación de árboles forrajeros

    Indicador(es): Superficie de los pastos sembrados; rendimiento del forraje producido; número de comunidades que cultivan pastos; tasa de adopción (%). 

    • Rehabilitación de pastos por medio de la siembra de leguminosas

    Indicador(es): superficie de los pastos rehabilitados; rendimiento de los pastos producidos. 

    • Siembra intercalada de cultivos con plantas leguminosas para uso forrajero

    Indicador(es): superficie de las tierras de cultivo en las que se practica la siembra intercalada; número de agricultores que practican la siembra intercalada en sus tierras de cultivo; rendimiento del forraje producido; tasa de adopción (%).

    • Cultivo en hileras (es decir, plantación de árboles forrajeros en tierras de cultivo)

    Indicador(es): número de árboles forrajeros plantados; número de agricultores que plantan árboles forrajeros en sus tierras de cultivo; tasa de adopción (%); y rendimiento del forraje producido.

    Todo estos indicadores son indicadores indirectos. Se supone que están relacionados con los efectos directos (en este caso, la contribución de las prácticas de mejora de la escasez de pienso a la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos). Se considera que todas estas prácticas de mejora contribuyen a la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos. Entre otras cosas, ayudan a:

    • Reducir la emisión de dióxido de carbono de los suelos gracias a la vegetación.
    • Capturar dióxido de carbono de la atmósfera mediante el proceso de fotosíntesis de las plantas.
    • Enriquecer la materia orgánica del suelo y ampliar las reservas de carbono.
    • Mejorar la disponibilidad/producción de pienso/forraje durante todo el año y, por tanto, minimizar el sobrepastoreo (que contribuye a incrementar las emisiones de carbono). 
    • Incrementar la fertilidad del suelo de las tierras de cultivo y, por tanto, mejorar la producción de cultivos gracias a la siembra de leguminosas en dichas tierras. A su vez, esto contribuye a mejorar la seguridad alimentaria y reduce la degradación de los recursos naturales causada por la escasez de alimentos.

     

     

  • Estimada Yosi,

    Encantado de saludarte. Me sumo al agradecimiento de Silvia por plantear este tema tan importante. 

    No es inusual que algunas organizaciones no sigan los criterios utilizados por sus juntas directivas/comités de programa para aprobar un proyecto ni en el seguimiento ni en la evaluación. De hecho —y éste es un comentario general— el interés por un proyecto a este nivel suele decaer tras su aprobación. Pocas juntas directivas reciben información sobre las consecuencias de sus decisiones, para bien o para mal.  

    Por otra parte, y en un intento por responder simultáneamente a las dos preguntas planteadas sobre métodos e indicadores para captar y medir el impacto de los proyectos en el cambio climático y el medio ambiente, mis reflexiones se centran en lo siguiente:

    1. Las salvaguardias medioambientales (y sociales) deberían ser más ambiciosas. Algunos indicadores podrían ayudar a predecir el impacto y se podrían utilizar posteriormente para “demostrar” que un proyecto no causa ningún daño. ¿Qué hay de malo en tener un conjunto equilibrado de indicadores sobre hacerlo bien (no provocar daño alguno)? ¿No contribuiría este enfoque a incluir esto —el hacerlo bien— en una teoría del cambio y/o marco lógico, no tanto como un indicador sino como un resultado en sí mismo, asegurando así que no se olvida? La medida en que el clima se integra en una evaluación depende —al menos en parte— de hasta qué punto es un objetivo integral y fundamental en el diseño del proyecto en cuestión. ¿Creen que se trata de una afirmación demasiado obvia?
    2. En proyectos agrícolas, el interés por sistemas de conocimientos indígenas sobre agricultura y conservación es limitado. Tanto es así, que uno tiene la impresión de que la agricultura “climáticamente inteligente” está necesariamente asociada a la introducción de prácticas y tecnologías externas. Y no estoy siendo ingenuo al afirmar esto. Las comunidades y los diferentes hogares agrícolas poseen distintos niveles de conocimientos y los campesinos plantan sus cultivos por motivos muy diversos. 
    3. ¿Cómo realizan un seguimiento de su entorno, incluidas sus explotaciones agrícolas? ¿De qué manera lo evalúan? ¿No disponen de prácticas y señales válidas (es decir, indicadores) para realizar un seguimiento del impacto, evaluar éste, comunicar la información y adaptarse en consecuencia? Las culturas locales, los sistemas de gobernanza territorial, los medios de vida tradicionales y sostenibles y la experiencia de lo sagrado son perfectamente válidos para este fin.
    4. Ken Wilson sostiene que los proyectos sobre el cambio climático y el medio ambiente requieren métodos e indicadores que reflejen un apoyo discreto, lento, flexible y a largo plazo (https://news.mongabay.com/2022/02/journeying-in-biocultural-diversity-and-conservation-philanthropy-qa-with-ken-wilson/). Además, afirma que estas iniciativas “deben ser desordenadas, útiles y naturales; no prosperan cuando imponemos a nuestros asociados indígenas los estereotipos de la perfección”.
    5. Por último, cuando hablamos de mejoras o cambios en el medio ambiente o en la adaptación al cambio climático y la mitigación de sus efectos, en ocasiones olvidamos dos cosas. En primer lugar, debemos ser más inquisitivos y preguntarnos de qué manera responden al apoyo de los proyectos quienes realizan las mejoras y/o cambios. Y averiguar qué hipótesis formularon los diseñadores de dichos proyectos sobre quiénes reaccionarían al apoyo ofrecido, de qué manera lo harían y por qué motivos. Esto se suele pasar por alto. Nos lanzamos demasiado rápido a “medir” las consecuencias de las respuestas, cegados por marcos lógicos necesitados de esta información y por la impaciencia. En segundo lugar y, tal y como señaló Silva, debemos comprender cómo estas mejoras dependen recíprocamente de la agricultura y los ecosistemas más amplios —en su significado original— y no son incompatibles entre sí. Que se produzcan o no estos avances depende de que la agricultura y los ecosistemas mejoren. Y viceversa. Tomemos la resiliencia como otro ejemplo. ¿Estamos afirmando que la capacidad de un hogar para ser más resiliente depende en gran medida de que acepte lo ofrecido por cualquier proyecto? En otras palabras, ¿la capacidad de los hogares de convertirse en resilientes es independiente de lo que esté pasando y/o del apoyo que se esté proporcionando desde el exterior? Espero que no.

     Disculpen esta extensa respuesta, pero confío en que sea útil.

    Shukrani nyingi na bahati nzuri (Muchas gracias y buena suerte en suajili) 

    Daniel    

     

       

  • Hola Yosi, ¡gracias por esta pregunta tan importante!

    Estoy recopilando algunos consejos para incluir las cuestiones medioambientales en la evaluación. Aquí tienes uno de ellos (en inglés, traducción a continuación). Espero compartir más.

    Verás, un "entorno de pensamiento" es una mentalidad.

    En el momento en que adoptamos una perspectiva más ecosistémica, nos damos cuenta inmediatamente de las limitaciones de nuestros planteamientos.

    Pero también descubrimos que cosas sencillas -como una pregunta más- pueden llegar muy lejos. :-)

    hacer la pregunta extra
    Compruebe si los resultados y productos exitosos pueden tener efectos negativos a largo plazo.

    Lo que parece un éxito *ahora* puede agotar el medio ambiente a largo plazo. 
    Es posible que los efectos negativos no se descubran hasta que sea demasiado tarde.
    Cuando no llevamos gafas ecológicas, es fácil dejarse llevar por los logros. A menudo, los términos de referencia y los criterios no nos empujan a hacernos la siguiente pregunta: 
    ¿cómo están afectando ahora los resultados al ecosistema? ¿Y el impacto o impactos a largo plazo?

  • Lal analiza la importancia de evaluar el impacto medioambiental de los proyectos de desarrollo y reconoce la dificultad de establecer indicadores de aplicación universal. Sugiere un planteamiento flexible basado en un análisis minucioso de las propuestas de proyectos y las zonas destinatarias, aprovechando tanto los datos científicos como la experiencia local.

     

    Contribución completa disponible en inglés


     

  • ¿Cómo han captado sus métodos de evaluación el impacto de los proyectos de desarrollo en el medio ambiente o el cambio climático?

    Se trata de una pregunta oportuna porque, aunque cada vez se reconoce más la importancia de integrar las consideraciones climáticas en los programas de desarrollo, a menudo se pasa por alto la forma en que dichos programas tienen en cuenta el cambio climático.

    Un buen punto de partida para captar de forma significativa el impacto de los programas de desarrollo sobre el cambio climático en los métodos de evaluación es, en primer lugar, "incorporar" o integrar las consideraciones climáticas en toda la evaluación. En un documento de 2021 publicado en Global Food Security (https://doi.org/10.1016/j.gfs.2021.100509) compartimos un marco con preguntas orientativas para diferentes componentes de la evaluación:

    Alcance de la evaluación

    a. ¿Reconoce la introducción de la evaluación alguna cuestión relacionada con el cambio climático? 

    b. ¿Incluye la evaluación un objetivo/pregunta/criterio específico para la evaluación de la adaptación, mitigación y/o impactos del cambio climático?

    Enfoque de la evaluación

    a. ¿Se menciona la adaptación al cambio climático, su mitigación y/o sus impactos en la teoría, metodología, métodos y/o análisis de la evaluación?

    Resultados de la evaluación

    a. ¿Proporciona la sección de resultados información sobre la adaptación al cambio climático, la mitigación y/o los impactos?

    b. ¿La conclusión proporciona información sobre la adaptación al cambio climático, su mitigación y/o sus efectos?

    c. ¿Existen recomendaciones específicas para abordar la adaptación al cambio climático, su mitigación y/o sus impactos?

    ¿Qué indicadores le han parecido más eficaces para medir las mejoras o los cambios en el medio ambiente/cambio climático, así como las contribuciones a la mejora de la mitigación y la adaptación? ¿Niveles de emisión? ¿Medidas de resiliencia? ¿Consecución de financiación para el clima? ¿Productos de seguros disponibles? ¿u otros?

    En el estudio mencionado, también aplicamos el marco para examinar las evaluaciones de los organismos de las Naciones Unidas que trabajan en la alimentación y la agricultura (por ejemplo, la FAO, el PMA, el FIDA, el UNICEF, el PNUMA y el PNUD) y encontramos muchos enfoques e indicadores diferentes utilizados. Por ejemplo, el FIDA definió un nuevo criterio de adaptación en un manual de evaluación actualizado (2016) como: "La contribución del proyecto a la reducción de los impactos negativos del cambio climático a través de medidas específicas de adaptación o reducción de riesgos". El FIDA también ofreció preguntas básicas para orientar la evaluación como: "¿En qué medida el programa demostró conciencia y análisis de los riesgos (climáticos) actuales?".

    Es importante señalar que la integración del clima en la planificación y evaluación de programas no está a la altura de la urgente necesidad de acción climática. En un artículo actualmente en prensa en WIREs Climate Change titulado "Greener through gender: What climate mainstreaming can learn from gender mainstreaming" (doi: 10.1002/wcc.887), aprovechamos las enseñanzas de la integración de la perspectiva de género para acelerar los avances en la integración del clima, basándonos en un examen de las prácticas de integración de los organismos de la ONU antes mencionados (¡estén atentos!).

    Steven

     

  • Gran tema de debate, Yosi.
    Me gustaría compartir algunas reflexiones basadas en mi participación en el proyecto regional financiado por el BOAD "Promoción de una agricultura climáticamente inteligente en África Occidental".
    El proyecto pretende reforzar la resiliencia de la población ante los efectos adversos del cambio climático y aumentar la producción, contribuyendo al mismo tiempo a la mitigación mediante el secuestro de carbono. Este proyecto tiene beneficios medioambientales que incluyen (i) la gestión sostenible de la tierra y la reducción de la expansión de las tierras agrícolas a expensas de las tierras forestales; (ii) la contribución a la mitigación de las emisiones de GEI a través del secuestro de carbono; (iii) la mejora de la capacidad de los actores para implementar prácticas resilientes al clima; etc.

    El marco de resultados del proyecto incluye indicadores pertinentes (todos ellos son efectivos), y a continuación se presentan algunos de ellos:

    • Porcentaje de la población objetivo mediante medios de vida resilientes al cambio climático sufridos
    • Tasa de mejora de los rendimientos para apoyar la seguridad alimentaria y mejorar las condiciones de vida de los beneficiarios
    • Tipo de fuentes de ingresos de los hogares generados en un escenario de cambio climático
    • Número de beneficiarios (F/M) informados sobre cuestiones de riesgo climático a través de las acciones de los servicios meteorológicos
    • Número y tipo de acciones o estrategias de reducción de riesgos introducidas a nivel local
    • Nivel de capacidad técnica de las instituciones regionales, nacionales y locales para promover las mejores prácticas resilientes al clima en un enfoque de CSA
    • Número de planes o políticas comunitarias mejorados o aplicados que incorporan el enfoque CSA.Más información sobre el proyecto: https://www.adaptation-fund.org/project/promoting-climate-smart-agricul…

    Más información sobre el proyecto: https://www.adaptation-fund.org/project/promoting-climate-smart-agriculture-west-africa-benin-burkina-faso-ghana-niger-togo/